De que Tito El Bambino hizo bailar a la Quinta Vergara, no hubo mayores dudas, tampoco de que logró interactuar de gran manera con sus fanáticos. En duda nadie podría dejar que el puertorriqueño fue un triunfador en Viña del Mar, pero lo cierto es que musicalmente el espectáculo ofrecido dejó bastante que desear en varios aspectos.
Claramente “El Patrón” no es un tipo muy entonado y su tono de voz puede llegar a ser incluso, un poco molesto, demostrando que lo suyo, no precisamente pasa por el talento.Sí se puede alabar la puesta en escena, que comenzó con un cortometraje, en el que aparecía como una especie de salvador de la humanidad.
Pero sin lugar a dudas, que uno de los mejores momentos de la noche los logró cuando se puso a improvisar. La versión boricua de “mijito rico”, encandiló definitivamente, especialmente a una galería, que lo fue a ver sólo a él.
Una de las cosas que sí pueden haber molestado bastante, sobretodo, para quienes se quedaron para conocer el show de Tito El Bambino fue cuando comenzó a animar a la gente para que pidiera “las dos gaviotas”. Cabe señalar que no iban más de quince minutos cuando comenzó un espectáculo que provocó que definitivamente los menos adictos a su música, terminaran por irse.
Al final, fue una buena presentación, pero sólo para quienes aman el reggaeton, porque muchos otros se fueron con cada vez menos ganas de seguir escuchando a un género que se presta sólo para extremos. O se lo ama o se lo odia.
Eso sí, se fue bien premiado y si se lo evalúa por lo que hizo con “El Monstruo”, es bastante merecido.
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